Tarta de queso y café

No soy amante del café... excepto en los postres. Tiramisú es mi favorito de todos los tiempos, pero esta tarta de queso es insuperable. Hecha sólo con ingredientes vegetales y con un relleno súper cremoso que se deshace en la boca. ¡Hay que probarla!

 

Tarta de queso y café

 

Ingredientes

Para 8 personas

Para la base

  • 1 1/2 tazas de macadamias o castañas

  • 2 granos de café

  • 1 cucharadita de cacao crudo en polvo

  • 1 taza de dátiles medjool sin hueso

  • 1 pizca de cardamomo en polvo

  • 1 pizca de vainilla

  • 1 pizca de sal

Para el relleno

  • 2 tazas de anacardos remojados*.

  • 1/2 taza de café

  • 1/2 taza de manteca de cacao derretida

  • 1/3 taza de un edulcorante al gusto (sirope de arce, miel, azúcar de coco....)

  • 1 cucharada de granos de café

  • 1/2 cucharadita de vainilla cruda en polvo

  • 1 pizca de flor de sal

Preparación

  1. Poner las macadamias y los granos de café en un robot de cocina. Triturar en trozos pequeños.

  2. Añadir el resto de los ingredientes y seguir batiendo hasta que la masa empiece a ligar.

  3. Engrasar con aceite de coco un molde redondo (20 cm, con borde desmontable) o varios pequeños. Forrar la base con papel sulfurizado, si se prefiere. Verter la mezcla en la base y presionar con los dedos para que se forme una capa uniforme. Guardar en el frigorífico.

  4. Para el relleno, poner todos los ingredientes en la batidora y batir durante unos minutos hasta obtener una mezcla espesa y cremosa. Se puede añadir un poco de nata de coco para obtener la consistencia deseada. Probar y ajustar el sabor si es necesario.

  5. Verter la mezcla sobre la base. Guárdelo en el congelador durante unas 2 horas o hasta que esté firme (lo suficiente para cortarlo). Servir inmediatamente o guardar en el frigorífico hasta 3 días.

     

*Vierta agua filtrada templada en un cuenco y añada una cucharada de sal. Remover para disolverla. Colocar las nueces/los anacardos en el cuenco; el agua debe cubrirlos. Dejar en remojo de 6 a 24 horas. Si la temperatura es demasiado alta, déjalos en remojo en el frigorífico para que no amarguen. El remojo ayuda a inhibir las enzimas que interfieren en la absorción de nutrientes y la sal ayuda a activar las enzimas buenas, esenciales para nuestra digestión. Puedes utilizar esta técnica para remojar cualquier fruto seco/semilla.